Uno debe nacer de nuevo para entrar al reino
Pablo escribió que Jesús, después de su resurrección, se convirtió en “el primogénito de entre los muertos” (Col. 1:18), y “para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos”
(Rom. 8:29). Cuando son relacionados estos dos versículos, muestran que Cristo es el primogénito de entre los muertos y que muchos otros le seguirán más adelante. ¿Pero cuándo — y dentro de qué — nacerán estos otros?
En Juan 3:3, Cristo le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto (esto significa verdaderamente) te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. El versículo 6 continúa diciendo: “Lo que es nacido de la carne, carne ES; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu ES”.
Crea lo que este versículo claramente dice. ¡Uno debe transformarse en espíritu para entrar al reino de Dios!
Pablo también escribió, “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (I Cor. 15:50). Los siguientes dos versículos explican que la resurrección ocurrirá en la Séptima (y última) Trompeta, cuando “los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos transformados”.
La resurrección de los muertos ocurrirá cuando Cristo regrese. No debe haber malos entendidos con respecto a este gran evento. Las personas que una vez fueron seres humanos carnales serán transformadas en espíritu — nacerán de nuevo — y entrarán en el reino de Dios.
Juan 4:24 declara que “Dios es Espíritu”. Cristo dirigirá su reino bajo la autoridad del Padre, el cual estará compuesto de seres espirituales resucitados. A su regreso, Cristo como un miembro de la Familia de Dios, tendrá muchos “hermanos y hermanas” menores, quienes habrán calificado para gobernar con Él en su reino.
Existe el reino vegetal, un reino animal, reinos humanos y el reino angelical. Y también existe el reino de Dios.
Notemos en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme aNuestra semejanza”. Refiriéndose a ellos mismos, el que habla dice, “Nosotros”, “Nuestra”. Este versículo revela que existe más de un ser divino en la deidad. ¡De hecho, hay dos! En esta escritura, la palabra hebrea para Dios es Elohim. Este es un sustantivo plural como grupo, equipo, comité o familia; y todos estos términos representan una entidad, compuesta por varias personas.
Por lo tanto, la Biblia enseña que existe un Dios, conformado por dos Personas — el Padre y Cristo — con muchos otros hijos que serán añadidos posteriormente. La primera vez que Dios añadirá más hijos a su Familia, será cuando el reino de Cristo sea establecido.
Para ese entonces, “muchos hijos serán llevados a la gloria” a través del trabajo del “Capitán de nuestra salvación” (Heb. 2:10). El versículo 11 declara que Cristo “no se avergüenza de llamarlos hermanos” — siendo Cristo nombrado el “primogénito” de todos ellos.
¿Puede usted ver lo que aquí se describe? La meta de un verdadero cristiano — su destino — esnacer dentro del venidero reino (o gobierno) de Dios, como seres espirituales que gobernarán bajo Cristo. ¿Qué podría ser más maravilloso — más glorioso — para un cristiano, que esperar esto en un futuro próximo?
Existen condiciones para entrar en el reino
Cristo le dijo al joven rico que le preguntó acerca de la vida eterna, “…si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mat. 19:17). Jesús explicó que debemos guardar los Diez Mandamientos;mencionando específicamente a cinco de ellos en el pasaje.
En Romanos 6:23, Pablo escribió, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Ahora permítame explicarle: Usted recibe un salario por su trabajo. Estos salarios constituyen la paga por el trabajo que usted ha realizado. Los salarios son algo que usted se gana. La muerte es lo que todos nos hemos “ganado” — ¡por haber pecado! Si Cristo no hubiera pagado por esta pena, el último “cheque de pago” que todas las personas recibirían, sería la muerte — la última “papeleta endosada”. Por otra parte, la salvación es una dádiva. Algo que usted no puede ganarse.
¿Pero, qué es el pecado? Puesto que cometerlo tiene como resultado la muerte, ¿acaso no debiera saber usted lo que significa? I Juan 3:4 dice: “el pecado es infracción de la ley”. Esta es la misma ley que se le dijo al joven rico que debía obedecer para heredar la vida eterna.
Recuerde las palabras de Cristo en Marcos 1:15: “Arrepentíos, y creed en el evangelio”. Uno se debe arrepentir del pecado (Hechos 3:19) — por quebrantar la ley espiritual de Dios. Un cristiano es aquel que se ha arrepentido de sus pecados, se ha bautizado (Hechos 2:38) y se ha convertido (3:19). A través de vencer al pecado durante su vida, el cristiano calificará para (aunque jamás pueda “ganarse”) la salvación y nacer dentro del reino de Dios como ser espiritual.
El reino de Dios aún debe ser predicado hoy
En la profecía de Mateo 24 (y 25), le preguntaron a Cristo, acerca de los acontecimientos que conformarían las señales previas a su Segunda Venida y del “fin del mundo (o fin de la era)”. Él respondió que un número determinado de diferentes eventos y circunstancias debían ocurrir primero. En el versículo 14, declaró: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. Fue profetizado que el verdadero evangelio debía predicarse hasta que “llegue el fin”. Esto claramente significa que alguien debe seguirlo predicando en la actualidad; en nuestra era presente — porque el fin, aún no ha llegado.
¡La Iglesia de Dios Restaurada lo está haciendo!
La proclamación de la verdad del evangelio al mundo fue restaurada por medio del Sr. Herbert W. Armstrong (1892-1986). Este hombre fue utilizado por Dios para llegar a cientos de millones de personas con este mensaje a través de 52 años de su ministerio, el cual finalizó con su muerte en el año de 1986. Fue el Sr. Armstrong quien me enseñó el verdadero evangelio y quien me entrenó para poder llevar al mundo este mismo mensaje.
El reino de Dios está por venir
¡No lo dude! Cristo regresará muy pronto a este mundo y establecerá su reino. Ningún ser humano ha tenido la capacidad de establecer siquiera, un sólo gobierno mundial que pueda funcionar. A finales de 1966, meditando en la posibilidad de que se pudiera aplicar esta forma de gobierno, le pregunté a mi Legislador de los Estados Unidos si él pensaba que eso podría ocurrir. Él había estado en el Congreso por más de treinta años, hasta ese momento. Claramente afirmó que eso no era posible. Su forma de responder fue interesante: “si yo creyera que esa forma de gobernar funcionaría, lo gritaría desde las azoteas de las casas”. Nunca olvidaré sus palabras. Él estaba absolutamente en lo cierto ¡nunca funcionaría si fuera puesto en las manos de los hombres! — Pero esto no es lo que Cristo hará.
Recuerde que Daniel escribió por inspiración: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Dan. 2:44). El reino de Dios regirá toda la tierra — sobre TODAS las naciones — y los santos que hubiesen resucitado, compartirán ese reino con Cristo.
Cristo declaró en el “Sermón del Monte”, que “los mansos heredarán la tierra” (Mat. 5:5). ¡Ahora usted ya sabe por qué! En realidad, Cristo estaba citando Salmos 37:11, donde David dijo precisamente lo mismo. Otros pasajes muestran que David sabía que él gobernaría algún día (sobre todas las tribus de Israel), dentro del reino de Dios.
Ahora, vuelva a Daniel 7 y examine los tres versículos por separado. Notemos que en el versículo 18 dice: “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”. El versículo 22 declara: “Hasta que vino el Anciano de Días [Cristo, y el Padre en el versículo 13], y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo en que los santos recibieron elreino”. Luego note el versículo 27: “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios [gobernantes] le servirán y obedecerán”.
¡Daniel entendió que los santos reinarán en la tierra!
Ahora lea los tres versículos de forma separada en Apocalipsis. Por medio de Juan, Cristo declara: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (3:21). También note 2:26-27: “Al que venciere…Yo le daré autoridad sobre las naciones: y las regirá con vara de hierro”. Finalmente leemos: “y nos has hecho para nuestro Diosreyes y sacerdotes: y reinaremos sobre la tierra” (5:10).
¿En alguna ocasión, anteriormente alguien le ha comentado, acerca de cualquiera de estos tres versículos? Es casi seguro que no. ¡Sin embargo, son básicos y han estado en la Biblia por miles de años!
No es de extrañar que cuando Cristo estaba siendo juzgado por su vida, respondiera: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36). Pilato le preguntó: “¿Luego, eres túrey?” Respondió Jesús: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo…” (vs. 37).
¡Jesucristo entendió a lo largo de su vida que Él nació para ser rey (Lucas 1:31-33)!
El profeta Isaías también fue inspirado a registrar: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a Él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (2:2-4).
¡La misma profecía se repite exactamente en Miqueas 4:1-3!
Frente al edificio de las Naciones Unidas se encuentra la imagen esculpida de un gran hombre arando la tierra con su espada. Lo he visto cientos de veces porque dirigí los servicios de sábado directamente al otro lado de la calle, como referencia de este punto durante cuatro años. Pero ya nadie parece notarlo, o siquiera creer la descomunal profecía que esta famosa escultura nos ilustra.
Cristo vino para ser REY. Cuando inicie su reinado la paz mundial “se manifestará” literalmente — acompañada con felicidad, prosperidad, abundancia y el gozo supremo a nivel mundial. Ningún gobierno humano ha podido por una sola ocasión, traer estas cosas siquiera a un país en la tierra.
Este cercano e inminente reino venidero, es el centro mismo del evangelio que vino a traer Cristo ¿Usted lo cree? ¿Lo creerá?
La Iglesia de Dios Restaurada está predicando fuertemente estas grandes verdades proféticas. Esta profecía es segura — ¡y fidedigna! Y cuando sea cumplida, ¡usted también podrá formar parte del maravilloso gobierno de Dios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario