viernes, 28 de febrero de 2014

ENSENANZAS: TEMA 1.2. LOS DISCIPULOS EN EL EVANGELIO DE MATEO

1.2. Los discípulos en el evangelio de Mateo
La imagen de los discípulos que encontramos en primer evangelio es mucho más positiva que la de Marcos. Mateo ha matizado y corregido algunos detalles en los textos que ha tomado de Marcos, pero además ha incluido en su evangelio algunas instrucciones acerca del discipulado procedentes de Q, así como tradiciones que no se encuentran en ningún otro evangelio. Basta comparar el final de ambos evangelios para hacernos una idea de estas diferencias. El de Marcos terminaba originalmente de una forma enigmática (Mc 16,8), que deja en una situación comprometida a los Doce. Sin embargo, en Mateo los Doce son invitados por Jesús repetidamente a un encuentro en el que quedarán rehabilitados, y Jesús les encargará una misión de horizontes universales (Mt 26,32; 28,7.10.16).
En la visión que Mateo tiene de los discípulos —lo mismo que en su visión de Jesús— la época anterior a la Pascua y la posterior se funden, de modo que los discípulos son, al mismo tiempo, un reflejo de la experiencia vivida junto al Jesús terreno, y de la relación que luego tuvieron con el Resucitado. Lo que mejor les caracteriza no es la incomprensión como en Marcos, sino la poca fe. Esta actitud aparece en un pasaje muy representativo de la visión que Mateo tiene de los discípulos: aquel en que Pedro intenta ir caminando hacia Jesús sobre las aguas (Mt 14,28-31). Lo que le pasa a Pedro en este relato (quiere ir hacia Jesús, vacila ante las dificultades, es salvado por él) es lo que viven los discípulos en la comunidad de Mateo. Jesús les dice a ellos lo mismo que le dice a Pedro: "Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?".
En esta situación es importante que los discípulos cultiven dos actitudes: la fe en Jesús, y la capacidad de comprender sus enseñanzas. Estas son, de hecho las dos cualidades que mejor caracterizan al discípulo ideal en el evangelio de Mateo. Detrás de esta insistencia puede entreverse la situación hostil en que vivía su comunidad, acosada por el Judaísmo Fariseo, que cuestionaba constantemente su confesión de fe en Jesús, y discutía su interpretación de la Ley de Moisés. La insistencia en la necesidad de la fe, que determina la redacción mateana de los relatos de milagros, y la larga instrucción dirigida a los discípulos en el Sermón del Monte (Mt 5-7) responden a esta intención de fortalecer la fe de los discípulos y proporcionarles una interpretación autorizada de la Ley

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