viernes, 28 de febrero de 2014

ENSENANZAS : TEMA I.I. LOS DISCIPULOS EN EL EVANGELIO DE MARCOS

1.1. Los discípulos en el evangelio de Marcos
La actuación de los discípulos en el evangelio de Marcos está marcada por el contraste. En muchos pasajes, sobre todo en la primera mitad del evangelio (Mc 1,14-8,26), los discípulos aparecen bajo una luz positiva, pues responden con prontitud a la llamada de Jesús, le acompañan en todo momento, escuchan sus enseñanzas y son testigos de sus signos, comparten su estilo de vida y las críticas que suscita. De entre ellos Jesús escogió a un grupo de Doce (Mc 3,13-19), para que le acompañaran y para enviarlos a predicar el mismo mensaje que él anunciaba (Mc 6,7-13).
Sin embargo, a medida que avanza el relato, va emergiendo una imagen negativa de los discípulos, que se caracteriza por la incomprensión. Los primeros indicios de esta actitud aparecen en la llamada sección de los panes (Mc 6,6b-8,26), en la que los discípulos parecen no comprender qué es lo que Jesús quiere decirles. Esta incomprensión se hace más explícita en la sección siguiente (Mc 8,27-10,52), en la que repetidamente manifiestan su incapacidad para entender el camino de Jesús hacia la cruz, y se niegan a aceptar que ser discípulos implica seguirle en este mismo camino de entrega y servicio. Finalmente, toda esta incomprensión y rechazo de los discípulos llega a su culmen en la pasión, cuando uno de los Doce le entrega, el resto le abandona, y Pedro niega conocerle (Mc 14,43-47. 50. 66-72).

Es muy probable que este contraste de actitudes refleje en cierto modo las contradicciones que de hecho vivieron los discípulos de Jesús, pero es evidente que Marcos ha acentuado los rasgos negativos. La razón por la que lo hizo es todavía un asunto discutido, pero es probable que le hayan guiado intenciones catequéticas. El principal escollo en el que tropiezan los discípulos es la aceptación de la cruz de Jesús y las consecuencias que ésta tiene para ellos. Es probable que Marcos se esté dirigiendo a una comunidad que ve a Jesús, sobre todo, en su dimensión triunfante y gloriosa (Mesías, Señor), pero tiene dificultades en aceptar su dimensión sufriente (Hijo del hombre). A través de los discípulos, Marcos les propone un camino para relativizar lo primero y asumir vitalmente lo segundo. En este proceso es decisivo el papel que desempeñan las discípulas. Ellas, que han estado ocultas a lo largo de todo el relato, aparecen en el momento de la pasión, como testigos de su cruz y sepultura (Mc 15,40-41. 47), y por eso serán ellas las primeras en conocer que Jesús ha resucitado (Mc 16,1-8). Al final del relato, el lector de Marcos tiene la impresión de que estas mujeres, y no los Doce, son el modelo de discipulado que el evangelista propone a su comunidad.

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