La Biblia contiene más de ocho mil promesas de Dios para la humanidad, y todas ellas en función de la preservación de la vida. El Señor Jesús dice: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Juan 7:38
¿Qué significan los ríos de agua viva? Simbolizan la vida en toda su plenitud, de la misma manera como Adán y Eva estaban en el Jardín del Edén. No había enfermedades, porque el Espíritu del Poder de Dios estaba sobre ellos, no había escasez de alimentos, porque la propia naturaleza, revestida de la gloria del Espíritu Santo, producía las semillas necesarias y proveía toda la alimentación, había paz, porque el Espíritu de Paz estaba dentro de ellos.
En fin, no faltaba nada, porque el Espíritu del Señor controlaba todo el jardín, Adán, Eva y toda la naturaleza. Cuando permitimos que el Espíritu de Dios controle nuestras vidas, entonces Él mismo se encargará de guiar nuestros pasos por caminos rectos y seguros, hasta los manantiales de plenitud de la vida prometida por Dios Hijo.
No es difícil ver el alcance de la acción del Espíritu Santo, cuando analizamos in situ la actuación de otros espíritus en las personas carentes de la verdad. Por ejemplo, el ocultismo, de manera general, funciona de la siguiente manera: la persona desconsolada por la pérdida de un ser querido, que desea comunicarse desesperadamente con él, para saber si es el mismo esta bien o si necesita de alguna cosa.
Entonces, un espíritu inmundo cualquiera, aprovechándose de la sinceridad y la buena fe de aquella criatura, se manifiesta en un receptor o médium. A través de este “médium”, el supuesto espíritu de los muertos comienza a contar un montón de cosas sobre el muerto, con el fin de ganarse la confianza de quien consulta.
La persona afligida llega a creer firmemente en esa “entidad”, como si fuese el espíritu del fallecido. Se forma así, la primera de una serie de vínculos entre la criatura y los espíritus infernales. De ahí comienzan las imposiciones por parte de los espíritus para con aquel consultante y, en consecuencia, estos espíritus, que han aumentado en número en esa vida, pasan a comandar el intelecto de la persona. Así ellos desarrollan una intensa jornada de trabajo, no sólo prevalecen en esa persona, sino en todos sus familiares, vecinos y todo el mundo .
Para ello, se presentan de manera convincente, crean numerosos problemas y al mismo tiempo mediante una obligación banal por parte de la persona, que ahora también es una supuesta médium, resuelven el “supuesto” problema, para crear luego otro más grave. Ahora bien, si existe una relación real entre los espíritus demoníacos y las personas que se proponen aceptarlos, con mucha más razón hay también una relación real y concreta del Espíritu de Dios para con todos los que lo invocan sinceramente .
En efecto, el Espíritu de Dios anhela vivir en cada persona, para que a través de ella, pueda esparcir la luz de Dios, por donde fuera, igualmente son los espíritus inmundos que anhelan vivir en las personas, para también esparcir miseria, dolor y aflicción.
Si usted desea aprender más sobre la Palabra de Dios y tener la dirección del Espíritu Santo para practicarla, participe del Ayuno de Daniel. Busque la iglesia más cercana a su domicilio y sepa más sobre el tema.